Lucas Sierra: “Es una utopía pensar que la regulación ambiental es completamente técnica”
“Yo fui crítico de que se crearan los tribunales ambientales, porque no hay que seguir atomizando la jurisdicción”, recuerda.
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El subdirector del Centro de Estudios Públicos (CEP), Lucas Sierra, especialista en instituciones políticas y en derecho constitucional, señala que el caso Dominga, que terminó con la caída de todo el equipo económico del gobierno, “da cuenta de que lograr una buena regulación ambiental es extremadamente difícil, porque debe combinar adecuadamente consideraciones técnicas y políticas”.
A propósito de este episodio se declara crítico de esta especie de obsesión que existe en Chile de tener órganos autónomos para todo. “Eso va a contrapelo de la democracia, porque estos órganos autónomos no responden políticamente”, señala en referencia al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, que supuestamente debería tomar decisiones 100% técnicas.
- ¿No cree posible tomar decisiones sin el componente político?
- Las decisiones sobre medioambiente son decisiones que comprometen a la política. A la ciudadanía le pueden decir: “Esta planta va a emitir x de este gas, que es malo”. Pero, por otro lado, va a generar bienestar en muchos aspectos. La comunidad política, entonces, debería ser capaz de decidir y señalar, por ejemplo: “Estoy dispuesto a asumir este riesgo relativo y controlado a la salud, si vamos a tener mejores escuelas, mejores hospitales, etcétera”.
- Luego de la decisión del Comité de Ministros, que rechazó Dominga, Andes Iron apelará. ¿Qué espacio existe para revertirlo?
- Justamente la duda es ¿qué va a decir el Tribunal Ambiental del norte luego de la decisión del Comité de Ministros? Yo fui crítico de que se crearan los tribunales ambientales, porque no hay que seguir atomizando la jurisdicción. Imagino que el Tribunal Ambiental no podrá entrar al mérito sustantivo de la decisión, porque si lo hace el Comité de Ministros deviene inútil. Imagino que podrá controlar aspectos de forma, de procedimiento. Va a ser interesante observar qué hace…
- ¿No es ilógico que el Comité de Ministros haya decidido considerando componentes políticos?
- No, en absoluto. Es una utopía pensar que la regulación ambiental es completamente técnica. En estos casos, la técnica no da la respuesta completa. No me parece ilógico que la institucionalidad ambiental tenga una consideración política, pero tiene que ser una consideración política que, en primer lugar, esté en las normas. Segundo, debe ir lo antes posible en el proceso de evaluación para no arriesgar la certeza jurídica. De esa forma, se otorga predictibilidad a los agentes. En Dominga hubo asuntos puntuales –como que se convocó a última hora, algo medio anecdótico–, que hacen pensar que no fue una decisión muy sopesada. Pero la responsabilidad final la tiene la Presidencia de la República, que es la que tiene la responsabilidad política.
- En estas elecciones presidenciales y parlamentarias por primera vez veremos en operación el sistema proporcional. ¿Cuáles son los riesgos?
- Los riesgos del sistema proporcional son mayores en un esquema presidencialista como el que tenemos en Chile. Existe una tensión entre dos principios: representación y gobernabilidad, que se agudiza con el presidencialismo. En un esquema que vaya hacia el parlamentarismo, esa tensión se reduce al punto de eventualmente desaparecer. La historia de Chile muestra distintos episodios en que el gobierno y el Congreso se han enfrentado, en este esquema en que están separados y que tiene cada uno su soberanía independiente, porque se eligen de forma independiente.
- ¿Cuáles son las alternativas?
- Si nosotros vamos a mantener el esquema presidencialista –me gustaría que no, que se reformara–, deberíamos tener un sistema electoral en el Parlamento que fuera acorde. Nosotros hicimos una propuesta cuando se estaba discutiendo, que era un sistema mixto, parecido al alemán: 150 escaños en la Cámara de Diputados, donde había 100 distritos uninominales y otros 50 donde operaba la proporcionalidad, por listas.
-¿Por qué parece existir una inercia histórica que impide cambiar el presidencialismo?
- No sé la razón de esa resistencia. El discurso académico y el político se queja de los problemas del presidencialismo y actualmente ha vuelto una idea con fuerza: avanzar hacia un régimen semipresidencial, a la francesa.
- El gobierno está a punto de presentar su proyecto de reforma a la Constitución…
- La discusión sobre el régimen político es necesariamente una discusión constitucional. Si estamos pensando en una nueva Constitución, es el minuto para preguntarse con seriedad por el régimen político.
- El Ejecutivo ingresará el proyecto a principios de octubre. ¿Le parece correcto instalar el debate constitucional en la agenda de los candidatos con miras a elecciones?
- Que la discusión se instale ahora no me parece inadecuado. Es una materia en la que uno podría esperar que los candidatos presidenciales se pronunciaran. Lo que ocurre es que después hay que discutirlo con tranquilidad. Los parlamentarios no deben sentir que con los cambios se están jugando su propia situación, sino que se están pensando para otro ciclo político. Hemos vivido mucha ansiedad en el Parlamento y pienso que hay que bajarla.
- ¿Una nueva Constitución debería reformar el papel del Tribunal Constitucional?
- Si es que finalmente decidimos tener Tribunal Constitucional, que no es evidente. El problema del Tribunal Constitucional es que tiene un control preventivo y un control a posteriori. El control preventivo puede ser de dos maneras. De forma –para arbitrar, por ejemplo, entre el Congreso y el Presidente de la República–, lo que es menos problemático. Pero adicionalmente tiene el poder de pronunciarse sobre el mérito sustantivo, de fondo, de los proyectos de ley antes de que la ley entre en vigencia. Este espacio de control preventivo de fondo es grande y propicio para que interfieran consideraciones de mérito, que son propias de la política.
- Como una tercera Cámara…
-La competencia preventiva tan amplia que tiene el Tribunal Constitucional chileno efectivamente alimenta la crítica de que es una tercera cámara legislativa, por el carácter abstracto.
- Respecto de las elecciones próximas. ¿Qué concluye sobre la base de la última encuesta CEP?
- Que Piñera parece consolidar su ventaja, pero que no es para nada una carrera corrida. Y que cuando los personajes políticos más nuevos bajan del altar de la virtud a la política, inevitablemente exhiben sus sombras.
-¿Con el sistema proporcional el mapa político está abierto o lo que resulte de la parlamentaria es más o menos predecible?
- Es difícil predecir, pero mi sensación es que, por lo menos en esta vuelta, no habrá un cambio demasiado radical. Las últimas elecciones de concejales demostraron que las dos grandes coaliciones siguen siendo fuertes y mantienen su protagonismo.
- Usted formó parte de la Comisión Engel. ¿Cómo cree que influyan los cambios al financiamiento de la política?
- Yo fui muy crítico del cambio tan radical a la forma de financiamiento de la política. De hecho, con otros comisionados, tenemos un voto de minoría. Porque se aumentaron los distritos y los cupos, pero se redujo el financiamiento, lo que a nuestro juicio representaba una contradicción. Nuestros estudios muestran que el financiamiento privado ayuda mucho a los desafiantes. Porque los incumbentes, los que van a la reelección, tienen un piso bastante asegurado fiscalmente por el hecho de ser parlamentarios y eso se financia con dinero público. Pero como se deben asegurar condiciones competitivas, pienso que fue un error de la ley reducir tanto el financiamiento privado.
- ¿Qué opina de ese proceso legislativo?
- Se legisló en condiciones de histeria y con poca conciencia histórica. En el último tiempo ha estado un poco crispado el ambiente. En Chile ha habido como una histeria moral que enceguece.